«Eje de sostenibilidad»
Nos hemos acostumbrado a la identidad del rostro. La presencia de los ojos o de una boca es tan intensa que desfigura el resto de las partes del cuerpo. No reconocemos pies, manos o codos, excepto que sean profundamente deformes, y entonces lo hacemos porque nos impresionan y nos resultan únicos, nos resultan no-pies, no-manos, no-codos.
El cuerpo humano, para distinguirlo, tiene que dejar de ser cuerpo humano. No es algo terrible, es algo habitual que una piel, un color, sea también único, pero anónimo, tienen otra cualidad comunicativa: son nuestro eje de la sostenibilidad. En mitad de las protestas cuando uno anda entre cientos de personas es más fácil percibir este eje. Las nucas son un motivo de una belleza que también puede significarse, a la que no le hace falta un nombre, pero sí una identidad que fotógrafo y observador revelan mediante el diálogo de la mirada y lo que inspira cuando asciende. ¿Qué respiras al observarlas?
Javier Pérez